EL PEQUEÑO DILEMA DE LA PRINCESA
Era una mañana
de otoño en el castillo. La Princesa Sofía era ahora la dueña de él, pues su
padre había muerto hace menos de un mes por una terrible enfermedad que
contrajo en el mar muerto en una de sus expediciones y su madre había
desaparecido cuando ella era muy pequeña. Ahora era la líder de su futuro y la
única heredera del castillo.
Esa mañana Sofía
tomó la decisión de buscar un príncipe para casarse y dividirse el poder. Lo
había empezado a pensar desde la muerte de su padre por tanto ya tenía todo
preparado, ahora solo necesitaría llevarlo a cabo. En sus planes estaba escrito
que debía arreglar una ceremonia de presentación. En el baile conoció muchos
apuestos príncipes, o por lo menos eso decían sus sirvientas, porque para ella
ninguno había sido totalmente de su agrado como para contraer matrimonio.
Cuando la ceremonia finalizó la Princesa tenía muchos números telefónicos de
príncipes, pero todavía no se había decidido por uno.
Ella no
entendía por qué las mujeres del reino se habían enamorado tan fácil y ella no,
así que decidió buscar un poco sobre la perspectiva, el buen gusto, la belleza
entre otros temas muy relacionados. Después de su implacable búsqueda encontró
muchas posibles razones. Una era que la belleza dependía de los gustos de cada
persona o sea que era subjetiva; si a ella le atraían los altos un bajito no
iba a causar ninguna emoción en ella. Otra era que no existe una belleza
establecida, la belleza tiene muchos tipos y formas, no existe algo que sea
aceptado por todos como lindo o sea no es totalmente objetivo; si a ella le
gusta el cabello negro a alguien en el mundo probablemente no le guste. Y lo
último que le pareció interesante fue que no existe algo totalmente feo, de
forma que para ti puede ser lindo pero para mí no. En este punto la Princesa ya
se sentía preparada para encontrar a ese chico de sus sueños que aún no podía
imaginar.
De camino al
castillo del Príncipe Cabeza Cuadrada se encontró una cría de Dragón Boreal, lo
recogió y siguió caminando con él en sus brazos, mientras pasaba por el pueblo
comenzó a llover y tuvo que buscar un paraguas en uno de los negocios. Cuando
entró a la tienda vio un muchacho, simple, un cualquiera, sin mucho dinero ni
estudios pero muy amable y atento, y sobre todo el causante de emociones en la
princesa. La Princesa muy confiada pidió el paraguas y espero a que el muchacho
se le acercara demostrándole interés, cosa que no pasó así que le tocó dar el
primer paso; hablarle: se dirigió hacia él con las esperanza de que el casi se
arrodillara a sus pies pero tampoco fue así, el muchacho al verla tan coqueta
le pregunto que si estaba bien y si se le ofrecía algo. La Princesa muy
confundida por la ineficacia de su estrategia salió del almacén y siguió su
camino.
Cuando la Mamá
del muchacho dio cuenta de que él Chico había tratado a la Princesa como una
cualquiera le pregunto qué porque había sido tan ignorante y no había
aprovechado que la Princesa se había sentido atraída por él, a lo cual el joven
simplemente respondió -No es mi tipo. La Madre dejo de insistir, luego recordó
que la Princesa había olvidado el paraguas que había pagado, así que mando al
muchacho a buscarla y entregárselo. El indiferente a lo que sucedía cogió el
paraguas y fue detrás de ella. No tardó mucho en alcanzarla pues ella iba con
tacones lo que la hacía muy lenta. Cuando la Princesa lo vio se ilusionó
pensando que él iba por ella, pero luego se dio cuenta que solo era por el
paraguas aun así ella no se quedó callada y le dijo -Acaso no te parezco
atractiva? He estado insinuándote que me gustas! A lo que el Joven respondió -Lo
siento pero no causas en mi lo que yo produzco en ti. De esta forma la princesa
continuó su camino y el joven regreso a su casa.
Más adelante
cuando la Princesa ya estaba cruzando el bosque para llegar al castillo del Príncipe
Cabeza Cuadrada se le apareció una Dragona Boreal grande, la cual parecía ser
la madre del chiquitín que la Princesa había encontrado antes. Para evitar
problemas con la Dragona se lo entrego sin ningún problema y le pidió una foto,
así que se tomaron una selfie los dos dragones y la Princesa.
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Tomado de: https://ined21.com/wp-content/uploads/LA-PRINCESA-Y-EL-DRAG%C3%93N-04-INED21.jpg |
Casi al final
del bosque la Princesa encontró una bolsa de un kilo llena de oro puro, en ese
momento pensó: para qué me quiero casar? Qué beneficios trae? Con este oro que
acabo de encontrar no cubro ya todos mis gastos? Ahí de repente tomo la decisión
de quedarse soltera y no contraer matrimonio a cambio de que quedase
perdidamente enamorada de un joven.
Y así fue,
años después la Princesa empezó a pintar, era muy buena si me lo preguntan, se
enfocaba en retratar la naturaleza, en especial a los dragones. A veces era muy
criticada por el público por la forma en que expresaba su punto de vista de
belleza para un dragón. También otras personas decían que su arte era perfecto,
tan colorido y real, cada persona con una opinión diferente. Al principio
cualquier comentario negativo hacia una de sus obras la lastimaba mucho, en
algunos casos la llevaba a quemar la pintura; después fue aprendiendo que no
siempre se podía complacer a todos y que mientras una pintura le transmitía a alguien
tristeza o dolor a otra persona le podía transmitir ira o rencor, y lo único que
iba hacer a su pintura realmente bella era que produjera una emoción o
sentimiento cualquiera en el espectador.
Finalmente la
Princesa nunca volvió a buscar un hombre ideal desde que cayó en cuenta que la
belleza era tan falsa y que quizás nadie jamás la podría satisfacer. Ya era muy
adulta y además sufría de cáncer de piel así que su tiempo en la tierra no fue
muy extenso. Buscó un próximo heredero y para no cometer un error dejo al niño
que naciese el día de su muerte. Después se encargó de vender sus pinturas, lo
cual fue muy fácil pues en la ciudad amaban la falta de cotidianidad. Y por
último organizó como sería su funeral, dónde sería enterrada y qué diría su
epitafio, ahí redacto unas cuantas palabras de lo que más dilemas le había causado
en su corta vida; la belleza y su relatividad. Así que escribió: “Cada cosa
tiene su belleza, pero no todos pueden verla”.
Semanas después
murió. Todos sus deseos de acuerdo a su funeral fueron cumplidos, fue enterrada
en el bosque donde había visto a la Dragona Boreal por primera vez. Esa misma
noche nació el niño que sería heredero del trono y por tanto del pueblo. Y no
es por nada pero el pequeño príncipe era muy bello.
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